La maldición del guapo
También conocido como: La maldición del guapo
Fecha de lanzamiento
2020
Resumen
Las películas sobre timadores con encanto suelen fu ncionar bien en pantalla. Dentro d e este subgénero cinematográfico, El golpe (George Roy Gil, 1973) es sin duda uno de los puntales en el que se fija la mayoría de títulos que siguen este tipo de argumentos Ver La maldición del guapo online.
Sin embargo, no disponer de dos actores como Paul Newman y Robert Redford es un dato lo suficientemente contundente para explicar el fracaso de muchas de las obras del mencionado estilo.
Esto deja como conclusión que una de las máximas a la hora de plantear una película de semejante naturaleza es contar con intérpretes con el suficiente poder de seducción, para que no se noten los trucos; y ahí es donde tropieza Bella Docampo Feijóo, en La maldición del guapo.
Mientras Gonzalo de Castro acumula energía discursiva y amaneramiento desbordado en cada uno de sus gestos, Juan Grandinetti no parece muy cómodo, con la encarnación del pétreo y poco expresivo Jorge.
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La trama de la película arranca con Humberto (Gonzalo de Castro): el elocuente y simpático dueño de un bar. Este individuo acredita una existencia pretérita como delincuente de guante blanco, por lo que tuvo que pasar un tiempo en la cárcel. Un día, su hijo Jorge acude a él en busca de ayuda. El joven no ha mantenido el contacto con su progenitor, al que acusa de abandono.
Sin embargo, el robo de unos valiosos pendientes en la joyería en la que trabaja Jorge le obliga a este a reponer el dinero perdido, aunque él no posee esa cantidad. Humberto se ofrece a echar una mano a su vástago, con la condición de que le permita residir una semana en el apartamento de este. El chico accede, y ese será el principio de un plan destinado a hacerse con unas valiosas piedras que poseen los jefes de Jorge.
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La estructura teatral del guion ayuda a Bella Docampo Feijóo a establecer cada una de las asociaciones entre los personajes de manera correcta, a pesar de que la química entre De Castro y Grandinetti nunca acabe de funcionar del todo. No obstante, la diferente manera de afrontar las caracterizaciones de los personajes protagonistas no es el principal problema del film.
La mayor distorsión tiene que ver con la escenificación del ambicioso robo que planifica Humberto, y que evoluciona a través de una serie de personajes y situaciones bastante estereotipados.
El asunto de la vacuidad del universo de los millonarios queda reflejado con unos toques de simpleza un tanto preocupante, y la variación entre los mundos por los que se mueve el timador al que encarna De Castro no presenta la adecuada verosimilitud, para ser lo suficientemente creíble.
Sin embargo, la acumulación de tópicos en el argumento de La maldición del guapo es lo que mejor se comprende en el largometraje, y lo que activa cada uno de los resortes necesarios para que la producción llegue al puerto deseado.
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